El tema para este segundo relato fue el amor o el desamor. Espero les guste...
En sus últimas misiones no todo parecía encajar bien. Había emparejado a un australiano con una mexicana. Se preguntarán qué tiene esto de raro; el problema es que estos jóvenes se habían conocido por Internet. Pasaban horas y horas en el messenger, lo que los había hecho perder sus respectivos trabajos. Ah, pero como el amor es el amor, decidieron casarse de todos modos, sólo que la ceremonia se realizó en una sala de Chat, con un montón de invitados desconocidos y bueno, hasta la noche de bodas fue virtual…
Este fue el primer síntoma de alerta.
Poco después, Cupido 14/02 juntó a unos homosexuales. Digo, en estos tiempos tan modernos este tipo de uniones ya se toman con más naturalidad. De hecho este caso no hubiera llamado tanto la atención si no se tratara de una chica lesbiana y un chico gay. El fotógrafo la pasó mal el día en que este par contrajo matrimonio, pues los familiares de uno y otro tenían una expresión muy extraña y era difícil encontrar el mejor ángulo, sobre todo por la mueca en la boca: no se sabía si reían o hacían puchero.
Después se le ocurrió acoplar ¡a un asesino con una monja! Resulta que la monja amaba tanto a su delincuente, que estaba convencida de que lo salvaría con sus oraciones, mientras que sus largas tardes de pasión desenfrenada – porque por las noches él salía a realizar las labores propias de su profesión – las ofrecía como penitencia. Por su parte, el homicida se sentía protegido con su religiosa y era tan, pero tan feliz de que alguien lo quisiera que podía explotar, así que salía y se desahogaba matando personas.
O sea, ¡ya se imaginarán cómo se puso la cosa en el cielo! Afortunadamente no cundió el pánico y lo primero que determinaron hacer fue revertir la relación de Rosarito y Sancho (monja y asesino) no tanto por el alza en los índices de criminalidad y la concepción de un bebé, como por el riesgo que corrían ambos, pues – como ustedes sabrán- ella ya estaba casada ¡y con El Señor!
En fin, parecía que habían perdido a su mejor elemento. Los serafines fueron entonces enviados a realizar una investigación que confirmó el diagnóstico: Cupido 14/02 estaba e-na-mo-ra-do.
Pero eso no fue lo peor. Este ejemplar servidor quedó prendado nada más y nada menos que de una abogada, así es, y a pesar de que murió como cupido, vivió feliz con su regordeta y chapeteada abogada especialista en divorcios…
¡Ahhh! ¡No cabe duda que el amor, es el amor!
"Cupido 14/02"
Por Andrea V. Arenas
Las autoridades celestiales estaban orgullosas de Cupido 14/02. ¡No cualquiera podía llevar junto a su nombre una fecha tan importante!. Además de que este ejemplar tenía récord de parejas felices y duraderas, era también de los más simpáticos con su figura regordeta, sus alas desproporcionadamente chicas, su arco y flechas decoradas y cachetes rojizos – no rosados, rojizos -. Sin embargo, se temía lo peor: Cupido 14/02 podría haber contraído una enfermedad incurable y mortal para su especie. 
En sus últimas misiones no todo parecía encajar bien. Había emparejado a un australiano con una mexicana. Se preguntarán qué tiene esto de raro; el problema es que estos jóvenes se habían conocido por Internet. Pasaban horas y horas en el messenger, lo que los había hecho perder sus respectivos trabajos. Ah, pero como el amor es el amor, decidieron casarse de todos modos, sólo que la ceremonia se realizó en una sala de Chat, con un montón de invitados desconocidos y bueno, hasta la noche de bodas fue virtual…
Este fue el primer síntoma de alerta.
Poco después, Cupido 14/02 juntó a unos homosexuales. Digo, en estos tiempos tan modernos este tipo de uniones ya se toman con más naturalidad. De hecho este caso no hubiera llamado tanto la atención si no se tratara de una chica lesbiana y un chico gay. El fotógrafo la pasó mal el día en que este par contrajo matrimonio, pues los familiares de uno y otro tenían una expresión muy extraña y era difícil encontrar el mejor ángulo, sobre todo por la mueca en la boca: no se sabía si reían o hacían puchero.
Después se le ocurrió acoplar ¡a un asesino con una monja! Resulta que la monja amaba tanto a su delincuente, que estaba convencida de que lo salvaría con sus oraciones, mientras que sus largas tardes de pasión desenfrenada – porque por las noches él salía a realizar las labores propias de su profesión – las ofrecía como penitencia. Por su parte, el homicida se sentía protegido con su religiosa y era tan, pero tan feliz de que alguien lo quisiera que podía explotar, así que salía y se desahogaba matando personas.
O sea, ¡ya se imaginarán cómo se puso la cosa en el cielo! Afortunadamente no cundió el pánico y lo primero que determinaron hacer fue revertir la relación de Rosarito y Sancho (monja y asesino) no tanto por el alza en los índices de criminalidad y la concepción de un bebé, como por el riesgo que corrían ambos, pues – como ustedes sabrán- ella ya estaba casada ¡y con El Señor!
En fin, parecía que habían perdido a su mejor elemento. Los serafines fueron entonces enviados a realizar una investigación que confirmó el diagnóstico: Cupido 14/02 estaba e-na-mo-ra-do.
Pero eso no fue lo peor. Este ejemplar servidor quedó prendado nada más y nada menos que de una abogada, así es, y a pesar de que murió como cupido, vivió feliz con su regordeta y chapeteada abogada especialista en divorcios…
¡Ahhh! ¡No cabe duda que el amor, es el amor!
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