martes, 8 de abril de 2008

"Un día de estos"

La reseña de esta historia, "Un día de estos", merece una mención especial ya que, sin querer queriendo, resultó un reconocimiento a la amistad de Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, pues se habla de un cuento de Gabo en "lenguaje cortazariano" al hacer referencia al relato "La continuidad de los parques", a decir de una conocedora como Graciela Fernández.

LA REPISA

Por Andrea V. Arenas

Con el corazón en vilo y sin saber qué esperar, como se ha vuelto costumbre con Gabriel García Márquez, me senté en el sillón del estudio, muy cómodo por cierto, y comencé a leer.

Todo iba bien: el amanecer tibio, el tranquilo inicio de la jornada, la posibilidad de lluvia… hasta que arribó el Alcalde.

Sentí la espalda rígida y mis manos se aferraron a las hojas cuando surgió la amenaza y hubo que prepararse para hacer uso del revólver.

El arma se quedó en la gaveta y por fin pude respirar con el nacimiento de una forzada cortesía.

Una gota de sudor rodó por mi frente y padecí el dolor físico al que fue sometido el Alcalde, al mismo tiempo que me distendí en el ni tan velado placer de su verdugo.

Apretando los dientes y con las manos húmedas, descubrí que las lágrimas fisiológicamente vertidas por la autoridad fueron nada en comparación con los altaneros pero irrefutables reproches con que fue castigado su ego.

Recuperando un poco la dignidad y el aplomo, el mandatario partió con la esperanza de tener “Un día de estos”, pero del otro lado de la línea.

Traté de levantarme del sillón y, adolorida, evoqué, curiosamente, mi última visita al dentista.

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