LA REPISA
Por Andrea V. Arenas
Gabriel García Márquez es un delincuente.
Secuestrada me trasladó a un pobre pueblo en el que todos se conocen y la cotidianidad cobra verdadera relevancia.
Me hizo cómplice de un aprendiz de ratero y de su encubridora mujer, capaz de soportar y hacer cualquier cosa para huir de la soledad.
Aún en cautiverio, recorrí las calles del poblado; sentí compasión por el inculpado - que corría peor suerte que la mía-, y saboree, a la sombra de los almendros, el chismorreo en la plaza, con ese lenguaje sencillo, que no simple.
Fui torturada con los miedos e incertidumbre del malhechor y su compinche; compartí su angustia y su culpabilidad.
Atestigüé veladamente las amenazas y corrupción de la autoridad; incluso el conato de bronca en el salón de baile del lugar.
Así, hasta el aliento perdí con esta historia dialogada y sin pausas que no pude parar de leer hasta que me liberó, sin pedir rescate, con el punto final.
- “En este pueblo no hay ladrones” – recordé que dijo uno de los moradores y, antes de partir, reí arrogante sabedora de la verdad.
De vuelta en casa, asimilé la experiencia y tuve que admitir que, si se trata de Gabo, ¡qué importa!, ¡que me vuelva a secuestrar!.
1 comentario:
Y que me secuestre a mi también!!!
Mil Felicidades, ya es hora que expongas tu talento. TQM .
La Gusana. y sus gusanitas
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