jueves, 29 de enero de 2009

"Hermanas"

En “La Señorita Cora” de Julio Cortázar observamos, además del punto de vista, el tono de la narración y también tuvimos que aplicarlo.


"Hermanas"
Por Andrea V. Arenas

Viéndola tumbada en la cama escribiendo en su diario, Rebeca pareciera la típica chavita de 14 años que se revienta con los amigos y todo. En realidad no entiendo qué tanto puede estar garabateando si siempre está rodeada de neonerds; según ellos se puede cumplir con tareas y obligaciones y al mismo tiempo pasarla bien, ¡ja!. Lo cierto es que esa puede ser una ventaja para ella en esta situación, bueno, no creo, yo soy la mayor, por un minuto, pero mayor al fin y al cabo. ¡Demonios!, ya está Renata criticándome como de costumbre. Claro, se siente muy segura por su minuto, ese condenado minuto que cada que puede me echa en cara para lucirse ante sus amigas y humillarme. Aunque esta vez no creo que le sirva de mucho porque la decisión no depende de ella. Además es una irresponsable, se la pasa enfiestada y qué facha: pelo morado, ropa deslavada y rota, uñas negras, zapatos de Frankenstein, ¡o sea!, me da vergüenza verme reflejada en ella, lástima que somos idénticas. ¡Cómo quisiera tener mi propio cuarto!, detesto cuando muerde la pluma mientras decide la mejor forma de “¡expresar sus sentimientos!”. Rebeca es una cursi de lo peor. Ha de andar por las nubes pensando en su Patricio, yo no podría nunca fijarme en un tipo como él; está guapo, nada más. Patricio es todo un galán, su cara me fascina, Renata jura y perjura que es un esperpento pero yo sé que en el fondo le gusta, lo que pasa es que ella insiste en hacerse la freak. Apuesto a que ahora mismo, desparramada en la cama con su ipod y el pie y la mano al parecer a ritmo de rock, en realidad está escuchando a Yahir o alguno de esos... ¿Y si pasara algo feo este fin de semana que no estarán mis jefes?, supongo que tendré que proteger a Rebeca, la pobre no sabría qué hacer. Es una buena bronca, pero no hay de otra, soy la mayor, es mi hermana y ni modo. De cualquier forma me pondré enérgica, de seguro ya había pensado en invitar a Patricio a la casa y “acomodar” las cosas para que la bese; creo que sería su primer beso. Me muero de ganas de ver la cara de Renata cuando sepa que yo me quedo a cargo, y después cuando le diga que no permitiré que haga la fiesta que ha de haber planeando. ¿Y si le vale y sus amigos hacen destrozos en la casa?, bueno, mis papás ya la conocen, yo sólo mediaría para que no la castiguen tan gacho, después de todo yo también me divierto con sus desmadres.

¿Por qué tarda tanto?... habría oído que nos llamaban si no tuviera el ipod con el volumen tan alto. ¡Ay, no! ¿La habrán dejado a cargo?, ¡por qué se queda ahí parada sin decir nada!, ¡ya, habla!, ¡escúpelo!...

- Renata, dicen mis papás que ya bajemos a cenar. ¡Ah! También dijeron que hoy llega la tía Estela, se quedará con nosotras todo el fin de semana...

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